La lectura nos habla sobre la vocación, gusto y pasión que se requiere para desempeñarse como docentes, también menciona algunas de las dificultades que se enfrenta al trabajar con adolescentes, lo que provoca de alguna forma el malestar de los maestros.
La secundaria no es la escuela primaria ni el liceo de antes, cursar la secundaria es afirmar la vocación para ese nivel del sistema escolar, es buscar una identidad propia, definir los límites de una cultura en común, imaginar otras maneras de organizar el trabajo de alumnos y maestros, este nivel de educación a tenido que evolucionar para seguir siento exitosa, ha sido sin duda necesario adaptarse a estos nuevos públicos o adaptarse sin traicionar por ello las normas tradicionales ni excluir demasiado a los alumnos. Nos menciona que la imagen ideal de los maestros se hace por su vocación, que la enseñanza es un oficio en el que uno se siente directa y personalmente cuestionada por su propio trabajo
Los alumnos han cambiado, La secundaria ha venido a enfrentar la llegada de todos los alumnos a este nivel, de acuerdo con los maestros estos alumnos no saben leer correctamente, no conocen los rudimentos de matemáticas. En cuanto a las conversaciones del oficio; la mayoría de los profesores escogieron su oficio en razón de su gusto y de su pasión por la disciplina, el oficio es difícil porque existen alumnos en condiciones de riesgo y poco motivados. Pasando ahora con las paradojas de la igualdad y de la selección: la escuela siempre ha afirmado la igualdad de los alumnos y la justicia de una selección de los mejores por medio del mérito “la escuela primaria era la escuela de todos y la escuela de los saberes elementales, de la gran cultura y de las humanidades”.
En ese tiempo se manejaba algo muy cierto y que lamentablemente todavía sigue persistiendo en la actualidad, que los individuos que cuentan con muchos más recursos, tienen más probabilidades de seguir adelante y tener una vida muy cómoda; es allí donde se ve el ejemplo demasiado claro de desigualdad.
Hoy por hoy podemos escuchar que todos tenemos derecho a la educación, que la escuela siempre ha afirmado la igualdad de principio de todos los alumnos y la justicia de una selección de los mejores por medio del merito. Sin embargo debemos hacer que todo esto sea mucho más notorio porque si de verdad queremos ver ese cambio, hay que empezar hay que llevarlo a cabo nosotros mismos y no dejar que otros empiecen, hay que tener una enorme iniciativa.
Dubet, Francois y Marie Duru- Bellat (2000) “Las pruebas del oficio” (Les epruves du metier”, en L´hipocrisie scolari. Pour un collage scolaire. Pour un college en fin democratique, Paris Editions di Seuil. Pp. 17-41
Por: Julio Cèsar Bernabe Santiago